Entre Las Casitas y La Florida, cerca de Tuineje,
mirando hacia el noroeste se divisa este desolador y descarnado paisaje. La
pequeña casa de techo de torta se funde con el color de la llanura y las
montañas.
No hay un asomo de vida. El aire parece que vibra, el silencio es
absoluto y hay una inmensa paz.
Qué hermosa es Fuerteventura.
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